Acoger al sufrimiento

Hoy en día, disponemos de un amplio repertorio de vídeos, libros y cursos que se centran en qué hay que hacer para no sufrir. Sin embargo, no nos damos cuenta que el buscar la manera para no sufrir puede, en ocasiones, intensificar el sufrimiento.

El sufrimiento forma parte de la condición humana y por más que tratemos de evitarlo o de conceptualizarlo sus raíces siguen ahí. Habla de nosotros, de nuestra estructura interna y, por ello, requiere ser escuchado. No es un problema que necesite ser solucionado.

Cuando sufrimos sentimos como una fuerza que destruye gran parte de nuestra construcción interna: Manera de percibir el mundo, de percibirnos a nosotros mismos, proyectos, expectativas,… La mirada ha cambiado. El sufrimiento es intangible, pero se manifiesta externamente a través de las emociones y de los sentimientos. Las emociones son como paquetes (ira, miedo, tristeza,…) que si los abrimos y miramos dentro nos daremos cuenta que nos traen aspectos más profundos de nosotros mismos. Es una dolorosa invitación a mirarnos interiormente para poder volver a construirnos.

Llegará un momento en el que comprendamos cuál es el origen del acto de sufrir (el motivo, frecuentemente, ya lo conocemos), pero ello no nos eximirá de sentir dolor emocional frente a determinadas situaciones. El trabajo de introspección necesario para poder acoger y comprender la raíz del sufrimiento no evita el que podamos sentir dolor emocional en situaciones concretas. Sin embargo, sí que permite el no quedarnos enganchados a ese dolor y el poder transformarlo. Podremos acoger el paquete, abrirlo y comprenderlo para después soltarlo.