El sufrimiento no pide ser solucionado
Cuando sufrimos buscamos, desesperadamente, a alguien o algo que nos dé la solución. La búsqueda de ese antídoto nos puede llevar a probar terapias varias, lectura de libros, cursos, charlas,… Todo ello puede ser de utilidad pero, a menudo, también puede ser que aumenten nuestra confusión y que nos desconecten de nuestra capacidad para acompañarnos interiormente.
A menudo entendemos el sufrimiento como algo que tiene que ser resuelto y que el otro/a sabrá cómo hacerlo. Otorgamos, erróneamente, en los otros la capacidad de conocer más de nuestro interior que nosotros mismos. El profesional puede ser quién nos acompaña hacia la comprensión del porqué de nuestros miedos, de las defensas, de los pensamientos,…Y de ahí, yendo de la mano, ayudarnos a conocer las raíces de nuestro sufrimiento. Este puede ser el primer paso de ese camino sostenido por el acoger(me), el permitir(me), el comprender(me), el no rechazar(me) y el transformar(me). En ese proceso,el sufrimiento puede ser respirado para, posteriormente, ser soltado.
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